En medio del caos provocado por la pandemia del Covid 19, no olvidemos que existen otros problemas de salud, y en este mes del niño, me gustaría hablar un poco de obesidad infantil.
La obesidad infantil es uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI.
Los niños obesos y con sobrepeso tienden a seguir siendo obesos en la edad adulta y tienen más probabilidades de padecer a edades más tempranas enfermedades como la diabetes, hipertensión, elevación de grasas en sangre, insuficiencia renal e infarto cardíaco. La obesidad infantil también puede generar baja autoestima y depresión.
El sobrepeso, la obesidad y las enfermedades asociadas son prácticamente prevenibles en su totalidad.
México tiene el primer puesto como el país con mayor obesidad infantil del mundo y el segundo en obesidad entre adultos. Estudios realizados por el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) han revelado que en la dieta de los niños y adolescentes mexicanos de entre 5 y 15 años predomina el azúcar y la grasa.
Es bien sabido que cuando los progenitores tienen un peso normal, el riesgo de tener hijos obesos es de un 14%. Si uno de los padres es obeso el riesgo aumenta a un 40% y con ambos, llega a ser del 80%.
El problema de la obesidad infantil es la consecuencia de múltiples factores, entre ellos el consumo excesivo de alimentos ricos en calorías, la poca actividad física, la pobre educación, entre otras cosas.
Si tu hijo tiene riesgo de sobrepeso u obesidad, puedes adoptar medidas para corregirlo o mantenerlo en el camino correcto:
- Limita la cantidad de bebidas azucaradas o evítalas por completo.
- Dale muchas frutas y verduras.
- Come en familia tanto como sea posible.
- Limita la cantidad de veces que comen fuera de casa, en especial en restaurantes de comida rápida; cuando lo hagan, enseña a tu hijo a elegir las opciones saludables.
- Adapta los tamaños de las porciones según la edad.
- Limita las horas frente a la televisión o a una pantalla a menos de 2 horas al día para los niños mayores de 2 años y no permitas que los niños menores de 2 años vean televisión.
- Asegúrate de que tu hijo duerma lo suficiente.
- Además, asegúrate de que tu hijo visite al médico para los análisis de rutina al menos una vez al año.
