Carlos Romero Ramírez. – Periódico Rural AGRO21
En situaciones de inestabilidad económica, social y política los gobiernos toman medidas que en ocasiones disgustan o no benefician a la mayoría, sabemos que el virus COVID 19 no distingue edad, religión, profesión, estrato social o ubicación geográfica por eso todos somos vulnerables, así pasa con las empresas, dependen de nosotros somos el capital social las hacemos funcionar. En lo individual debemos proyectar cuáles serán las estrategias en caso de obtener o no apoyos del gobierno, analizar las fuerzas económicas, sociales y tecnológicas con las que contamos, estas últimas serán de gran apoyo para minimizar riesgos, las oportunidades nosotros las podemos forjar siendo creativos y asertivos; no necesitamos esperar a que estas lleguen y menos cuando estamos reaccionando a una adversidad.
Sabemos que el sector agropecuario a menudo sufre reveses climáticos, delincuencia, competencia desleal, entre otras problemáticas que tiene que ver con el aspecto técnico y sociocultural dentro del sector y quien no pase por dificultades que lance la primera piedra; tenemos conocimiento de nuestras debilidades por lo tanto debemos analizarlas y a partir de ahí crear un plan para reducirlas en el corto plazo, pues las amenazas están latentes, en este caso una de ellas nos lleva ventaja; estamos frente a un fenómeno que no habíamos experimentado y que puede hacer equipo con otros peligros por lo que es necesario identificarlos para actuar con rapidez y precisión, así evitaremos pérdidas que afecten las raíces del negocio.
El campo es enérgico; según la FAO México está considerado dentro de los diez países con mayor biodiversidad en el mundo, así mismo se coloca en 9° lugar respecto de producción y 8°en exportaciones de alimentos y se espera que para 2020 el ingreso por estas actividades rebase los 39 mil mdd y en este escenario es justo que las actividades agrícolas se prioricen debido a la importancia de su productividad, si el productor no genera ganancias, el sistema agroalimentario corre el riesgo de colapsar y los pequeños productores y las pymes pueden ser los más lastimados debido a la falta de mano de obra, compradores, distribuidores y acaparadores.
Las micro, pequeñas y medianas empresa MiPyMEs enfrentan un panorama incierto en el cual se debe cuidar cada centavo invertido en la producción agrícola sea cual sea la actividad; de la misma manera debemos priorizar las buenas prácticas de comercialización para lograr que los precios no tengan incrementos desmedidos. Las empresas con mayor capital podrán generar mejores oportunidades debido a que son más robustas económicamente, aunque esto no las excusa de sufrir mermas principalmente generadas por la ausencia de personal.
El panorama es de incertidumbre y el sector agropecuario necesita unir fortalezas para salir bien librado de la crisis actual en salud y del estancamiento económico que se presenta; es importante cuidar nuestras fuentes de alimentación en especial las relacionadas al sector primario, un ejemplo sería incentivar el consumo local. En tiempos de crisis también se generan oportunidades, estar atento y conocer nuestro entorno puede marcar la diferencia.
