“Lo que las mujeres tienen que aprender es que nadie te da poder. Simplemente lo tomas”
Como sociedad estamos acostumbrados a reconocer o admirar historias de personajes que a lo largo de su vida pasan por situaciones económicas, familiares, sociales o de cualquier índole, muy difíciles. Y por supuesto que son testimonios admirables, pero en esta ocasión no se trata de historias fáciles o difíciles de contar, ni siquiera importa el sexo, edad o condición de quien hablamos. Todos somos igual de valiosos y admirables por simple hecho de ser personas.
Mi nombre es Nayeli Del Toro y estoy por cumplir 25 años de edad y si hoy me encontrara a los maestros de la preparatoria o de la universidad, con quienes algún día diseñé mi “PROYECTO DE VIDA” orgullosamente les diría que no hice ni la mitad de lo que dije que haría. Tampoco diré que en aquel entonces estaba equivocada, simplemente tomé cada oportunidad que mi camino me ofrecía y le di el sentido a lo que a mí me gustaba.
Soy egresada de la Licenciatura en Psicología pero a la mitad de mi camino, descubrí que voltear hacia el lado del deporte, siempre fue lo mío. Tuve la oportunidad de ser atleta en taekwondo y aunque mis lesiones y la misma historia de vida que tuve, no me permitió ir muy lejos, la vida me dio la oportunidad de combinar las dos cosas que me gustaban; el deporte y la psicología.
Actualmente soy encargada del maravilloso gimnasio BEFIT, mismo que se ha convertido en mi segundo hogar. Aquí he tenido la oportunidad de formarme y crecer, no sólo en el ámbito laboral, sino de manera personal-emocional y social, donde he conocido personas que quiero conservar durante toda la vida. Aquí mismo tuve la oportunidad de reinaugurar mi escuela de taekwondo, en donde ya estamos por cumplir 3 años fomentando a través del deporte los valores y la disciplina que hace niños sanos y felices. Y aunque nada de este recorrido ha sido fácil, puedo concluir que no estoy ni a la mitad de todo lo que sueño con lograr. Y todas las vidas que el deporte y mi trabajo me permita tocar y cambiar, lo haré con la mayor responsabilidad y amor, sabiendo que sólo así se construyen sociedades mejores.
¡Las mujeres sí tenemos el poder! Feliz la que reconoce a tiempo que sus deseos no van de acuerdo con sus facultades y ¿Qué es la felicidad sino el desarrollo de nuestras facultades?
